sábado, septiembre 23, 2006

Una tarde cualquiera en un bar de Madrid

Alli estaba el señor camarero, casi calvo, barriga de cuarenton y le faltaban varios dientes, entre ellos un paleto que se notaba demasiado. Tenia los ojos azules. Su trabajo en el bar, seguramente no muy bien pagado y teniendo que aguantar a todos los borracho y gente con ganas de juerga poniendo buenas caras y haciendo entender que todos esos temas, tan dispares unos de otros le interesan... sin embargo cuando nació su madre pensaba que el niño más guapo del mundo.

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