Lo que me paraba a pensar es en la cantidad de rostros diferentes que podía observar y ninguno de ellos me decía nada. Desconocidos, unos allí, otro aquí. Chicas guapas, otras no tanto, unas mas bonitas y otras feas. Tíos altos, bajos, pijos, repeinados, heavis y melenudas. Jóvenes y mayores... ninguno de ellos significa nada para mi, salvo, claro está aquellos que por circunstancias de la vida conozco.
Lo mismo me pasa cuando voy a casa de mis padres y salgo a dar vueltas por el pueblo, mucha de la gente que veo no me dice nada. Algunos me suenan porque cuando eran niños los veía y algo recuerdo de ellos, pero nada mas. Otros porque han ido envejeciendo, pero en general son todos desconocidos.
Hubo, una época en la que imaginaba lo que haría toda esa gente que no conocía en el mismo instante que yo estaba haciendo lo que fuera, es decir todas esas vidas paralelas a la mía, y eso me intrigaba y me daba ganas de conocer a mucha gente porque de esa forma sería una manera de compartir cosas y ver como se desarrolla la vida de la gente a mi alrededor; también me di cuenta que eso es imposible, pues debería pasar poco tiempo cada uno de ellos y entonces no llegaría a conocer a nadie realmente.
Ahora ni siquiera pienso en ello, me da igual, es mas muchas veces se me quitan hasta las ganas. Ahora me conformo con aquellos que conozco y con los que poco a poco voy conociendo y que merece la pena tener como amigos.
Recuerdo un dicho que escuché en radio 3 hace muchiiisimo tiempo, lo decían en una canción tías que se hacían llamar The Pandoras y decía:
Antes toda mi vida giraba entorno tuyo; ahora ni siquiera me acuerdo de tu nombre.
No es exactamente lo que intento expresar en este párrafo, pero bueno puede ser una aproximación.
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